El 28 de enero fue un dia de verdadero júbilo para el pueblo de Mogente, y con razón, pues se veía al fin realizado lo que ya cuatro años anhelaban todos: el tener nuevo campanario. Y es que el anterior, como amenazaba ruina, fue derribado, y siendo así que un pueblo no puede vivir sin su torre parroquial, se dio comienzo en seguida a las obras del nuevo, costando ímprobos trabajos al celosísimo Cura Parroco Don Vicente Morant, lograr ver terminado este campanario, que es más alto, artístico y sólido que el otro.
Advirtiendo, que no solamente era causa de regocijo el considerar éstas sus bellas cualidades, sino el que todos, quien más, quien menos, habíamos puesto nuestro granito de arena en la construcción del que, por doble motivo podemos llamar con legitimo orgullo nuestro campanario. Poniendo ese dia para su bendición.
Se invito al Sr.Arzobispo, que aceptó gustosísimo, y en el rápido de la una llegó a Mogente. Para evitar que él recorriese a pie el paseo que separa del pueblo de la estación o que se quedaran rezagados todos los mogentinos que el recibimiento se verificaría en la llamada Fuente de los Vagos, a la entrada misma de la Población. En auto, pues, y acompañado solo del Sr.Cura y del Sr.Alcalde, Don Ricardo Vila, salió de la estación, y al llegar a la nombrada fuente se encontró con todo el Ayuntamiento, presidido por el teniente alcalde y antiguo alumno don Juan Tortosa, fuerzas vivas y demás personas salientes, que le dieron la bienvenida: la Banda de Música ataco la “Marcha Real”, y los niños y niñas de las escuelas y el pueblo en masa le ovacionaron. En medio de aplausos y repartiendo bendiciones se dirigió S.E. al templo Parroquial pasando por debajo de los arcos de triunfo en su honor levantados y por delante de las artísticas colgaduras de que todas las casas estaban llenas.
Ya en la Iglesia, los acordes del “Christus Vincit, Christus Regnat” le saludaron, y tras orar brevemente, dirigió con verdadera emoción su elocuente y cariñosa palabra a la multitud, que llenaba por completo las naves, dando a entender su agradecimiento por todo cuanto se le estaba haciendo y su alegría al poder bendecir la torre y campanas de un pueblo tan cristiano como lo es el mogentino.
En casa del Sr.Cura descansó algún tiempo, y a las tres salió de la Iglesia revestido con los sagrados ornamentos, situándose en un estrado preparado al efecto, en el que tambien se colocaron el clero, autoridades y demas invitados; la plazuela rebosada de gente. El Sr.Galiana, previa licencia, leyó unos fogosos versos alusivos al acto que se celebraba, siendo muy aplaudido; a continuación, nuestro Reverendísimo Prelado volvió a dirigir la palabra a sus diocesanos, diciendo cosas tan bellas sobre lo que representa un campanario para un pueblo como Mogente, que sería vano intento querer transcribir nada, pues los corazones, más que los oídos, eran los que en aquel grandioso momento escuchaban.
Se bendijo después, con arreglo al ritual, la nueva torre, escuchando las detonaciones de una traca, sonó majestuosa la Marcha Real… y fueron lanzadas al vuelo entre delirantes aplausos las campanas, ¡Esas benditas campanas que nos saludan al nacer, que nos llaman al templo de mayores, que parecen llorar cuando por muertos doblan y asemejan triunfal himno de gloria en las grandes solemnidades de la Iglesia! Por tener que asistir a la procesión de la Pía Unión en Valencia, no lo fue posible quedarse más tiempo a S.E. y oficiar de Pontifical el dia siguiente como hubiera sido su deseo.
Advirtiendo, que no solamente era causa de regocijo el considerar éstas sus bellas cualidades, sino el que todos, quien más, quien menos, habíamos puesto nuestro granito de arena en la construcción del que, por doble motivo podemos llamar con legitimo orgullo nuestro campanario. Poniendo ese dia para su bendición.
Se invito al Sr.Arzobispo, que aceptó gustosísimo, y en el rápido de la una llegó a Mogente. Para evitar que él recorriese a pie el paseo que separa del pueblo de la estación o que se quedaran rezagados todos los mogentinos que el recibimiento se verificaría en la llamada Fuente de los Vagos, a la entrada misma de la Población. En auto, pues, y acompañado solo del Sr.Cura y del Sr.Alcalde, Don Ricardo Vila, salió de la estación, y al llegar a la nombrada fuente se encontró con todo el Ayuntamiento, presidido por el teniente alcalde y antiguo alumno don Juan Tortosa, fuerzas vivas y demás personas salientes, que le dieron la bienvenida: la Banda de Música ataco la “Marcha Real”, y los niños y niñas de las escuelas y el pueblo en masa le ovacionaron. En medio de aplausos y repartiendo bendiciones se dirigió S.E. al templo Parroquial pasando por debajo de los arcos de triunfo en su honor levantados y por delante de las artísticas colgaduras de que todas las casas estaban llenas.
Ya en la Iglesia, los acordes del “Christus Vincit, Christus Regnat” le saludaron, y tras orar brevemente, dirigió con verdadera emoción su elocuente y cariñosa palabra a la multitud, que llenaba por completo las naves, dando a entender su agradecimiento por todo cuanto se le estaba haciendo y su alegría al poder bendecir la torre y campanas de un pueblo tan cristiano como lo es el mogentino.
En casa del Sr.Cura descansó algún tiempo, y a las tres salió de la Iglesia revestido con los sagrados ornamentos, situándose en un estrado preparado al efecto, en el que tambien se colocaron el clero, autoridades y demas invitados; la plazuela rebosada de gente. El Sr.Galiana, previa licencia, leyó unos fogosos versos alusivos al acto que se celebraba, siendo muy aplaudido; a continuación, nuestro Reverendísimo Prelado volvió a dirigir la palabra a sus diocesanos, diciendo cosas tan bellas sobre lo que representa un campanario para un pueblo como Mogente, que sería vano intento querer transcribir nada, pues los corazones, más que los oídos, eran los que en aquel grandioso momento escuchaban.
Se bendijo después, con arreglo al ritual, la nueva torre, escuchando las detonaciones de una traca, sonó majestuosa la Marcha Real… y fueron lanzadas al vuelo entre delirantes aplausos las campanas, ¡Esas benditas campanas que nos saludan al nacer, que nos llaman al templo de mayores, que parecen llorar cuando por muertos doblan y asemejan triunfal himno de gloria en las grandes solemnidades de la Iglesia! Por tener que asistir a la procesión de la Pía Unión en Valencia, no lo fue posible quedarse más tiempo a S.E. y oficiar de Pontifical el dia siguiente como hubiera sido su deseo.
A las 6 pues, marchó hacía la capital, vitoreado largamente por todos los que a la estación fueron a despedirle. Solamente la función que el otro día tuvo lugar en acción de gracias: se canto la Misa de Perosi por la orquesta de la Colegiata de Jativa, celebrando un hijo del pueblo, Don Antonio Calabuig Juan.
Y nada más sino hacer publico desde estas líneas el agradecimiento, que cual todos los mogentinos, es natural sienta hacia el virtuosísimo sacerdote y ejemplar cura parroco, Don Vicente Morant, por los muchos desvelos que, para él representan era torre y esas campanas que, nuevamente puestas, han de dirigir a lo alto la oración de este católico pueblo.
Y nada más sino hacer publico desde estas líneas el agradecimiento, que cual todos los mogentinos, es natural sienta hacia el virtuosísimo sacerdote y ejemplar cura parroco, Don Vicente Morant, por los muchos desvelos que, para él representan era torre y esas campanas que, nuevamente puestas, han de dirigir a lo alto la oración de este católico pueblo.
PEDRO SOLS,
Antiguo alumno.
Esta obra ha sido ejecutada por el maestro de obras Don Miguel Marques, padre de los antiguos alumnos José, Manuel y Antonio Marqués Lasarte.
(Revista “AURAS DEL COLEGIO” de los PP.Jesuitas de Valencia. Marzo de 1928)
Esta noticia va ser publicada literalment en el “Aleluya” dels dies 17 i 24 de gener de 1960, numeros 1.001 i 1.002 respectivament que es conserven en l’Arxiu Parroquial