¡AVE MARIA PURISIMA!
¡Ave María Pursísima…!
¡La una…!
¡Sereno…!
Duerme tranquilo, Mogente.
Mientras tu cuerpo reposa,
en somnolencia inconsciente,
que sólo capte tu mente
sueños de color de rosa.
Que la santa advocación
del Ave María bella
deje prendida su huella
de amor en tu corazón.
Y mañana al despertar,
en amanecer de gloria,
tu alma henchida de euforia
sólo desee…¡soñar!
¡Ave María Purísima…!
¡La una…!
¡Sereno…!
(Autor: Gabriel Vila)