EL POZO DEL CONVENTO
Pozo tristón, enclavado
en el patio del Convento
con guijarros taponado.
¡Cuán amargo es tu lamento
al sentirte abandonado!
Ya tus aguas cristalinas,
no discurren presurosas
buscando esencias divinas
de claveles y de rosas.
Y con la tierra esponjosa,
no nutres ni refrigeras
la fruta dulce y sabrosa
de las frondosas higueras.
No escuchas el dulce son
de la campana cristiana,
que al despuntar la mañana
invitaba a la oración.
Desde tu pétreo brocal
de acabada ejecución,
una feliz creación
de un artífice genial,
sólo contemplas ruinas
donde cuelgan su nidal
las oscuras golondrinas.
Convento que Fray Moreno
en su mente imaginó
y con ilusión fundó,
todo en ti ya es confusión,
miseria y desolación.
El sectarismo inhumano
derrumbó un día sillares
y profanó los altares,
y un infame desalmado
arrancó de su ornacina
la doliente Faz Divina
de Cristo Crucificado.
Hoy sólo a ti te consuela
esas charlas pueriles
y los cantos infantiles
de los niños de la escuela.
Mas creo llegará el día
que un mogentino cristiano,
de corazón recio y sano,
vuelve a fundar la Abadía,
y renazca tu alegría,
y cese ya tu tormento,
pozo tristón, enclavado
con guijarros taponado
en el patio del Convento.
(Autor: Gabriel Vila Vila)