PROCESIÓN DEL CRISTO DEL CALVARIO
La luminaria del dia
Con sus rayos de arrebol,
Que arrastró en su huida al sol,
Se pierde en la lejanía.
Las sombras cubren el suelo;
Que carro lleno de estrellas,
Que arrastran blancas gacelas,
Matiza de luz el cielo.
La majestad soberana
De Cristo Crucificado,
Con su cuerpo lacerado,
Cruza el barrio de Santa Ana.
Pulcras calles centenarias,
Que ostentan como blasones,
Colgados de sus balcones,
Adornos y luminarias.
Y una estrecha calleja,
De tierra parduzca y dura,
Calleja que se asemeja
A tu calle de amargura,
Dicen tu cuerpo llagado,
Y tus vidriosos ojos:
Por salvaros a vosotros
Fui un dia crucificado.
Va en apretado cordón
Que es luminoso rosario,
Poblando la procesión,
Las revueltas del Calvario.
Al paso del Salvador,
Que va cantando el tambor.
Patente devuelve el eco,
El redoblar lento y seco.
Y surgen blancas casetas,
Que guardan en su interior,
Las más variadas facetas
Del martirio del Señor.
Y en orgullosa altivez
Alza erguido su espadaña,
Que hasta las nubes araña,
Los fieles con paso lento,
Cansinos el monte ascienden,
Y unos a otros se encienden,
Los cirios que apaga el viento.
Un creyente en su delirio,
A un reseco matorral
Aplican encendiendo el cirio
Y es fogata celestial,
De tonalidad extraña
La que el ambienta ilumina,
Y enrojece la montaña
En su torrente de luz,
Bañando la faz Divina
Del Cristo que está en la Cruz.
El pueblo bulle y se agita,
En la plaza de la Ermita.
Se oye potente carcasa,
Suena el Himno Nacional
Y hace la entrada triunfal,
El Santo Cristo en su casa.
(Autor: Gabriel Vila Vila)
