14 de septiembre de 2018

VIDA PARROQUIAL: RITO DE ENTRADA DEL NUEVO PÁRROCO EN LA PARROQUIA

Constituye un gran acontecimiento de singular importancia para nuestra Parroquia que va a recibir al que será nuestro Pastor, enviado por el Obispo.  Deberá cumplir las funciones de enseñar, santificar y regir con la colaboración de los fieles laicos de la Parroquia.  ¿Y como se celebra esa entrada?  Trataremos de explicar brevemente los momentos más importantes de dicha celebración.

1- Recibimiento: congregados en la Iglesia Parroquial para la misa, llegará a la puerta acompañado por el Vicario Episcopal, Sr.Acipreste y otros sacerdotes: probablemente le acompañen también el Alcalde y miembros del Consejo Pastoral de la Parroquia.  Se le entregará la llave para que habrá la puerta (suele ser la persona que habitualmente abre la Iglesia, o bien un miembro del Consejo Pastoral) y se le ofrecerá agua bendita con la que el nuevo Párroco asperjará al pueblo, como signo memorial del Bautismo que a todos nos incorpora a Cristo.  Con el bautismo comienza nuestra vida cristiana, y con esa referencia al bautismo comienza el nuevo Párroco.  Le acompañarán al Sagrario, para adorar un momento, y recorrerá la nave central, o Via Sacra, para saludar el Altar Mayor en que oficiará la misa, a partir de ese dia.

2- Comienza la misa, con la entrada solemne acompañada del canto.  Tras el saludo del que Preside hay una monición que situa a todos los presentes ante lo que se va a celebrar, que suele leer un miembro de la Comunidad Parroquial.  Tras ella, el Arcipreste lee el nombramiento del nuevo Párroco.  A continuación el nuevo Párroco proclama la Profesión de Fe (el Credo según le facilita el Vicario Episcopal, y cuyo texto, después de proclamarlo ante la Comunidad Cristiana, tiene que firmar y entregarlo al Vicario Episcopal para el Archivo del Arzobispado).
Es un momento que conviene que sigamos atentamente y orando por el nuevo Párroco, para que con el auxilio divino y la intercesión de nuestros Patronos logre realizar fielmente el compromiso de ser testigo y educador de la Fe, con la enseñanza y con la vida.

3- Evangelio: Siguen las Lecturas de la Palabra de Dios, que suelen ser las propias del Domingo, y para proclamar el Evangelio el Vicario Episcopal le entrega el Leccionario el cual deberá ser proclamado por el nuevo Párroco, diciéndole estas palabras “Recibe el Evangelio de Cristo, del cual fuiste constituido mensajero; anuncia su mensaje de salvación con deseo de enseñar y con toda paciencia, por medio de la catequesis y de la homilía, ayudando a tus hermanos a conformar su vida con la Palabra de Dios.  En el nombre del Padre, y del Hijo †  y del Espíritu Santo “. El nuevo Párroco responde “Amén”.
Al acabar de proclamar el Evangelio, la homilía la pronuncia el que preside la celebración, el Vicario Episcopal.

4-Entrega de los lugares de la celebración.  No es obligado realizar la entrega de todos los lugares, pero suele hacerse en todas las ocasiones.  Se le acompaña hasta la Pila Bautismal, la venera y la besa porque allí introducirá a la vida cristiana por el bautismo a los que ira bautizando.

Acuden al Confesionario, sede de la Penitencia, y se sentará en el un momento para orar, y se le recuerda que ha de acoger con amor a los penitentes y ser signo y instrumento de la misericordia divina.  
Se le llevará ante el Sagrario y se le invitará a orar y adorar ante el Santísimo, intercediendo por todo su pueblo, así como llevar la Comunión a los enfermos.   
Se le invitará que accione alguna de las campanas que sirven para convocar a los fieles y avisar de las celebraciones de la Iglesia.  

Finalmente se sienta en la Sede del Presbiterio, como signo de presidencia en el amor al pueblo de Dios y signo de que actúa en nombre, en la persona y con la autoridad de Cristo, como colaborador del Obispo.
 A continuación la misa como de costumbre, y terminada la Comunión se le confía la llave del Sagrario al nuevo Párroco, invitándole a llevar la Comunión a los enfermos y a procurar la adoración eucarística de los fieles, y se le dice “Recibe la llave del sagrario.  Conserva con todo cuidado el Pan eucarístico, para llevarlo a los enfermos y moribundos, a los ancianos y a cuantos no pueden tomar parte en la Eucaristía.  Procura también que tus fieles se dediquen a la adoración eucarística, y cuida de que esta luz permanezca siempre ardiendo para señalar la presencia del Señor “. 

Antes de la Bendición final el Párroco suele dirigir unas palabras de agradecimiento y de saludo a los que concelebran, Autoridades y fieles presentes y finalmente impartirá la Bendición.  Pero antes de despedirse se entona un canto o gozos al Titular o a un Patrón según la devoción de cada parroquia, (aquí en Moixent los Gozos a las Santas Reliquias).