La pintura del Apóstol y evangelista San Mateo esta en la pechina sobre el púlpito. Sus dimensiones son la parte superior 1’80m el lateral izquierdo según se mira 1’88m y el derecho 1’89m.
Se acostumbra a representar a San Mateo, en la iconografía cristiana, con el Libro del Evangelio del que es autor y el rostro de un hombre o de un ángel que le sugiere la genealogía o generaciones desde Adán hasta Jesús, que es el comienzo de su Evangelio. Sorprendentemente, y signos de que estamos ante un pintura muy original, vemos un Mateo que en su mano derecha sostiene un bello pajarito rojo (¿es un petirrojo?) a quien el Evangelista mira con atención.
El fondo se colorea con esos haces luminosos blancos y azules con los propios de la tierra ¿es la referencia a Jesús Dios y hombre, Encarnación, lo humano y lo divino?. En el Evangelista Mateo todas las generaciones se orientan hacia Jesús, como acontecimiento central de toda la historia que ilumina y transforma. Todo él, la figura del Evangelista, aparece revestido con ese manto luminoso, provocando una sensación de misterio, de movimiento transformador.
El testimonio del Evangelio comunica
un dinamismo que eleva el ser humano hacia lo divino, hacia el encuentro con
Dios, como esa elevación que sugieren todos esas transparencias luminosas hacia
arriba, hacia el cielo.
¿Por qué el Pajarito? En el Evangelio de San Mateo, Jesús se vale de esos animalitos para subrayar el inmenso amor de Dios hacia todo ser humano: si dos gorriones se venden por un céntimo, indicando que son criaturas pequeñas y poco valoradas, pero Dios se ocupa de ellos, mucho más se ocupa del ser humano a quien ama tanto y por quien mira constantemente. (Mateo 6, 26-32). También hemos sabido que ese pajarito es el preferido por el autor de la pintura Waldo Saavedra, cuya firma aparece en la parte inferior de la pintura.
Jesús al pasar un día cerca del
mostrador de los impuestos miró a Mateo con misericordia y le llamo “Sígueme”. Mirada y llamada que transformaron a Mateo de publicano en fiel y feliz
seguidor de Jesús. En su Evangelio Jesús
también te sale al encuentro para mirarte con bondad y convocarte para
iluminarte con su luz, ofrecerte su amistad, su amor. Esta sobre el Pulpito que es el lugar en que
durante siglos los sacerdotes han explicado la Palabra de Dios y han sido
servidores de esa llamada de Jesús.
Ahora esa función se realiza desde el Ambón, pero con los mismos
efectos.