3 de mayo de 2021

VIDA PARROQUIAL: PINTURA SUEÑO ¿RESUCITANDO?

En el mismo lugar que ocupa la pintura de  Cristo "Aparición” del que os hemos dado noticia y que fue bendecido el Jueves Santo, al siguiente, Viernes Santo de 2021, dia 2 de abril durante la celebración de los Oficios Solemnes de la Pasión del Señor, el Párroco D.Lisardo, procedió a la bendición de otra pintura en consonancia temática y artística con la anterior, realizada también por Waldo Saavedra.
 
Pronunciada la bendición, lo asperjó con agua bendita, y durante la homilía hizo alguna referencia al sentido y a su funcionalidad, poniendo de relieve que solo será expuesta en ese lugar cada Viernes Santo y Sábado Santo hasta antes del canto Gloria, ya que por sus dimensiones coincide con la pintura de Cristo "Aparición", y al hacer bajar éste mediante el sistema mecánico, quedará a la vista, expuesto, esta pintura que estamos presentando.  Durante el año aparecerá la imagen de la Virgen del Rosario, del siglo XVII, que es la imagen de la Virgen más antigua que tiene la Parroquia.
 
El autor de esta nueva pintura es Waldo Saavedra (La Habana, Cuba 1961), tiene su firma en la parte de debajo de la pintura al lado derecho mirándola.  Sus dimensiones son 186 de altura y 170 de ancho.  Regalado a la Parroquia por un donante anónimo de Moixent, al igual que el anterior.
Por sus dimensiones coincide con el anterior de modo que, colocado tras el Cristo "Aparición", al hacer bajar éste mediante el sistema mecánico, quedará a la vista, expuesto, esta pintura que estamos presentando.
 
También en esta ocasión queremos proponerte nuestras primeras impresiones al contemplar la pintura, teniendo en cuenta algunas indicaciones referidas por el Párroco.  Nos parece en la primera impresión visual que representa a Jesucristo en el sepulcro, envuelto con el sudario y la Sabana Santa, tejidos que aparecen transparentes como efecto de la presencia luminosa que se eleva desde la parte inferior.  Parece evidente que esta inspirado en la misma Sabana Santa de Turín.  Notamos que los primeros elementos que destacan y atraen nuestra atención son el rostro de alguien que parece difunto, Jesucristo Yacente, y una intensa luz que desde la parte inferior va clareando el cadáver y todo lo que lo envuelve, como si fuera un cadáver cubierto con un tenue tul o una niebla blanquecina.   Sus brazos y manos están insinuadas tenuemente como en reunión sobre el pecho, y junto a ellas aparece un manojo de espigas o semillas floreciendo.  En su frente se distinguen señales de sangre provocadas por la corona de espinas y da la impresión de que sus ojos están como queriendo abrirse.
Según D.Lisardo la pintura quiere mostrar a alguien que se quiere levantar desde la muerte: es un signo de esperanza.  Y siguiendo con esa sugerencia notamos que, en verdad, no es un cadáver más: la pintura da la sensación de que ahí ocurre algo, no es un cadáver sepultado en la quietud, sino que un haz luminoso lo está impregnando todo y suscitando como un movimiento vital.  Recordamos que en el relato de la creación Dios comenzó diciendo “Hágase la luz”, y la luz aconteció, y así empezó todo.  
La Resurrección de Jesucristo es la nueva luz que ilumina la oscuridad de la muerte y que hace germinar, florecer la espiga de una nueva vida, de un mundo nuevo.  ¿Recuerdas que la Vigilia Pascual empieza con el lucernario, con la aclamación de Jesucristo Resucitado en el Cirio Pascual?.  Nos parece que esa luz que esta ya cobrando vida en ese Cristo representado, pues esos contrastes de luces y sombras, de semillas germinando, de ese haz de luz que también sobre sale en su nariz y en su frente provoca el efecto de que ahí hay movimiento, y no la quietud de un sepulcro.  De hecho, parece ser que los estudios sobre la Sabana Santa indican que la figura allí impresa parece como efectuada por una fuerza luminosa.  Es un Cristo que precede al anterior por cuanto ha pasado ya por la muerte, en el caso de que lo consideremos como  Cristo Resucitado, partiendo el pan a sus discípulos en Emaús.  Nadie vio la Resurrección misma, sino que tenemos testimonios de las Apariciones de Jesucristo Resucitado, pero esta pintura no nos parece una simple representación de Cristo Yacente, sino de un cadáver que está siendo vivificado por una luz de vida nueva ¿Cristo Resucitando?.  Don Lisardo nos indica que el autor quiere llamarlo “Sueño”, como que no es muerte sino dormición de camino a un nuevo despertar. 

Si te fijas a distancia percibes claramente un efecto luminoso en cruz que abarca toda la pintura, y una cruz luminosa más pequeña, de luz muy intensa, que se dibuja en la nariz y la frente.  Es la luz del amor entregado totalmente por la salvación del mundo, y que es victoriosa sobre la muerte: el amor es invencible e ilumina todas las oscuridades.  Y también se percibe en la pintura una mancha roja en la parte del corazón.
 
Asiduamente podremos contemplarlo en la girola, y seguro que tendrá muchas visitas, pues constatamos que se trata de una pintura sorprendente, misteriosa, que suscita extrañeza e interrogantes, que no te deja indiferente, sino provocándote a buscar el significado del mensaje que pretende mostrar.