El efecto que provoca la nueva iluminación es
asombroso. El cambio, la transformación
de los efectos de la luz sobre la arquitectura y la decoración son
sorprendes.
La Cúpula parece recién decorada, pues la
nueva luz proporciona visibilidad a todas las superficies, volúmenes a todos los salientes, arcos, elementos decorativos. Parece mucho más alta y esbelta, más profunda
hacia el cielo. Resulta una Capilla bellísima
y con tanta claridad que atrae la mirada, y con ella el corazón hacia arriba,
hacia el cielo, haciendo ascender, elevarse hacia arriba. Efectos muy apropiados para ese lugar tan
acogedor espiritualmente, tan propicio para orar y elevar el espíritu desde los
agobios terrenos. La circularidad de la
cúpula a su volumen ascendido, con los nuevos recursos luminosos, favorece esa
elevación en espiral sin ángulos en que tropezar como los volúmenes del
incienso.
Además de la iluminación de la cúpula, se ha
dado más iluminación a los arcos y al Presbiterio, así como a la entrada de la
Capilla y en la Cruz de los frontones de los Retablos de S.Francisco de Asís y
de San Juan de Ribera e iluminación de
las imágenes en la hornacinas suprimiendo 4 brazos de pared y 1 de tres que
distorsionaban la visibilidad en las hornacinas. En total han sido 18 focos nuevos de “led” y otro foco para el cuadro de San Andrés. Enhorabuena a nuestro Párroco D.Lisardo por ese acierto en la mejora de la iluminación
tan decisiva.
Pero el que quien entra en la Capilla también
advierte enseguida otra novedad luminosa: se trata de dos lámparas colgantes
doradas con líneas y decoración neogóticas que sostienen dos lámparas
parpadeantes como llamas que señalan la presencia del Sagrario, la reserva del Santísimo
Sacramento. Han sido regaladas por el
anterior Párroco. Están colgadas en los dos muros que coronan y abren el espacio del presbiterio donde se
celebra la misa y está el Santísimo. A
ambos lados marcan, como señales, un espacio especialmente Sagrado a partir de
esa llama.
Pero además, con las dos nuevas lámparas luminosas
el consumo es bajísimo. Hay muchísima
mejor iluminación y menos gasto.
Además se ha cambiado la distribución de unas
imágenes. En el Presbiterio se ha
colocado la imagen de San Benito de Palermo (siglo XVII) donde estaba San
Vicente de Paul, y esta al otro lado en substitución de una pequeña que había
de la Virgen del Carmen con lo que queda mejor a la proporción de la peana del
lugar. También se ha cambiado las imágenes de San Luis Gonzaga por la de San
Antonio. Y se han subsanado unas
humedades de una pared. Mejor
imposible. Tenemos motivos sobrados para
una verdadera satisfacción.